Anoche tuve una horrible pesadilla, y uso este adjetivo porque me permitió entrever un aspecto personal, en cierto sentido desconocido; mi lado oscuro, malvado, por llamarlo de alguna forma.
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La historia se desarrollaba como un documental, y lo protagonizaban tres chicos de seis o siete años, callejeros (al estilo Antoine Doinel en Les quatre cents coups) uno de los cuales era el más perverso de los tres, y supongo que ese era yo.
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Es difícil describir la personalidad de este "alter-ego onírico", pero para hacerse una idea, era una mezcla de Alex de Large, principal de The clockwork orange, y un Mr. Hyde niño.
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Este personaje es quien llevaba adelante la historia, contando y mostrando sus ruindades con la misma alegre intimidad con la que un psicótico librado de toda inhibición contara, con maldad consciente, sus crímenes pasados.
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Hay una escena muy bizarra, en donde un viejito demacrado, canoso y algo calvo, le dice a mi alter-ego en tierno consejo: "tenes que rezar a Dios", etc. Y el otro le responde: "Yo solamente le rezo al Hemmingmoster". (?!)
Por la desagradable reacción del viejo (llevarse horrorizado una mano a la boca), este tal Hemmingmoster pareciera ser un personaje nefasto de la historia, como si fuera un sinónimo de Hitler.
Sin dudarlo, en este momento se me viene a la cabeza el nombre Hemingway, pero yo no soy familiar con su obra, creo no haber leído nada de su producción.
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Mi alter-ego contaba que sus dos amigos y él trabajaban para un "taxista" (?) o algo por el estilo, y que lo podían controlar y manipular a su antojo ya que lo mantenían confundido todo el tiempo sin saber con cuál de los tres estaba hablando.
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Ahora, me pregunto, ¿qué tal si esa persona a la cual embaucaban fuera mi yo consciente, y los que actuaran verdaderamente de trasfondo sean estos tres chicos, liderados por el alter-ego, gobernándome de alguna forma, sin que yo pudiera identificarlos en la vida despierta?
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La cuestión, este personaje no consiguió mostrarme más nada ya que saltó la barrera de represión freudiana, decidí cortar el sueño allí y despertarme, porque sabía que lo que continuaba a partir de ese punto iba a ser demasiado horrorífico como para saberlo.
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Desperté entonces a mitad de la noche, sintiéndome pesado, hundido, completamente abatido, con la cabeza dándome vueltas.
Lo desagradable: creo que fue como si este alter-ego hubiera decidido, solo por diversión, abrir una pequeña rendija al inconsciente, sitio donde habita, y mostrarme cómo son las cosas.
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Claro que puedo rastrear de dónde provienen varios elementos que soñé y luego recordé. Sin embargo no deja de ser inquietante.
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2 comentarios:
Viste lucho que a la larga hace mal?
Aflojá!!!
jejej
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