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1
En un viejo libro encontré la siguiente frase: "Mi Dios, cuando uno se acuesta todo se confunde".

2
Inmediatamente me puse a pensar en lo acertada que es esta frase: uno se encuentra en su cama, durante la noche, aún no totalmente dormido pero tampoco despierto.

3
La realidad en cierta forma empieza a desdibujarse, y las imágenes mentales cobra vida, colores, texturas, parecen proyectarse desde los ojos hacia los párpados cerrados, o hacia la oscuridad de la habitación.

4
Las líneas de pensamiento eligen caminos que hubieran sido tomados como espejismos si la razón no hubiera bajado la guardia.

5
Entonces los pensamientos se hacen más profundos, los sentimientos mas hondos, y las formas abstractas de toda esta información pierden su dimensión y adquieren una geometría exagerda, haciendo suya una coherencia que durante el día se verá volatizada, convirtiéndose en humo invisible su solidez y peso.

6
Y sin embargo muchas soluciones y las mejores ideas ocurren en este estado, como si llegara desde lo lejos una brisa dionisíaca diciendo que no hace falta preocuparse tanto, y que todo va a estar bien.