Le crépuscule, the twilight

1
A las seis de la tarde más o menos, me siento frente a la computadora.

Todo estaba silencioso, ni siquiera se oía el lejano rumor del tráfico.

2
Levanto mi vista hacia la ventana, y veo un cielo de acuarela rebajada en agua, lila, en degradé. Una única estrella brillante, Venus, me imagino, como un pequeñísimo ojo color sol.

3
Nubes de algodón color pardo, salpicadas en sus bordes indefinidos por los últimos rayos suplicantes del anochecer de otoño.

Los objetos lejanos se ven recortados como sombras grises, sus colores homogeneizados como cubiertos por una pantalla oscura.

4
Miro y en realidad veo un cielo prehistórico, un cielo de civilizaciones perdidas, similar al que suele aparecer en mis sueños, y probablemente parecido al que me habrá cautivado siendo yo aun una criatura; la imagen del cielo menguante de colores, inmenso, misterioso e inexplorado, que se extiende hacia un universo desconocido.