domingo, 11 de marzo de 2007

Show

1
El otro día estaba viendo Gladiador (2000), de Ridley Scott. Supongo que todos recuerdan a Russell Crowe en el audaz papel de Máximo, y a Joaquin Phoenix interpretando a Cómodo, el sufrido emperador romano. Ridley Scott... así es, fue el director del famoso filme Alien (1979), y también de Blade Runner (1982)

2
La cuestión, llegan finalmente las escenas de lucha en la "arena". Y me llamó la atención el fluir casi hipnótico de la sangre. Me hizo pensar que en aquellos días, obviando la sutil función política que se ejercía a traves del Coliseo, el show, el espectáculo era ése, el impúdico derramamiento de sangre. A pesar de lo soez que puede llegar a ser si se piensa en profundidad, así era como corría la adrenalina de la plebe.

3
Luego pensé con cierta turbación que es parte de la naturaleza humana esa necesidad de sangre, de muerte o inclusive de destrucción. En algun momento el orden se hace insoportable, y precisamos destruir y aniquilar, encontrando un morboso placer en ello.

4
Por supuesto, si bien lo anterior es algo fácilmente genralizable, no deja de ser subjetivo. De otra forma, no seríamos todos neuróticos sino psicópatas. De ahí que los que luchaban a muerte en el Coliseo eran dos (por lo menos en principio), y no los 50.000 romanos que vitoreaban y se exaltaban ante el fluido rojo. La necesidad se veía satisfecha de esa forma, por lo menos en ese instante.

5
Pero hoy en día ya no existe un espectáculo en donde el objetivo final sea la muerte de uno de los participantes. Sería algo impensable. Sin embargo esto no implica que esas ansias de morbo desaparezcan, porque forman parte de nuestro lado menos iluminista, ilustrado, donde la razón es algo que ha quedado paralizado en el siglo XVIII.

6
¿Cómo se confimra esto? Basta con ver el omnipresente grupo de personas que se reúnen alrededor de cualquier tipo de accidente. Sus ojos brillantes, la mirada fascinada. La mayoria alguna vez se ha visto entre las filas de tan peculiar congregación, impulsados por una curiosidad profunda e incomprensible. Allí está, derramada una vez más, la sangre. El vouyeurismo, tan obsceno y catártico.

No hay comentarios:

Para ver mas dibujos click en "Entradas Antiguas"